La cadena de los Apeninos que une los mares Adriático y Tirreno
Exactamente en el centro de la bota italiana, en la parte más estrecha de la nación, se encuentra la cadena Matese de los Apeninos.
Ésta, con su posición, divide Italia exactamente por la mitad longitudinalmente, creando una clara separación entre este y oeste, entre los mares Adriático y Tirreno.
La historia del Matese se remonta muy atrás. Se formó, de hecho, hace más de cien millones de años al emerger del mar. Así lo atestiguan los numerosos restos fósiles que pueden encontrarse en las rocas, incluso durante un simple paseo por uno de los muchos senderos.
Su presencia siempre ha sido una constante en la historia de Molise, sobre todo desde la llegada de los sabinos, que más tarde dieron origen a los samnitas. Éstos seguían a un buey(Ver Sacrum) que se detuvo a beber en las aguas del Biferno, cerca de Bojano, que procede precisamente del Matese. Desde entonces, la montaña se considera sagrada.
Hoy es una cadena montañosa con una longitud de unos 50 kilómetros y una extensión de unos 1.000 kilómetros cuadrados. El macizo del Matese divide y une Molise y Campania. Caminando por sus crestas, de hecho, es fácil andar poniendo un pie en una región y otro en otra.
Desde las cumbres, en primer lugar la más alta, el Monte Miletto (2050 m s.n.m.), que cae dentro del territorio de Roccamandolfi (IS), se pueden observar fácilmente los dos mares, el Adriático por un lado y el Tirreno por el otro. Al este, la cadena montañosa de la Majella y hasta el Gran Sasso, toda Molise y parte de Apulia con Gargano y las islas Tremiti in primis. Hacia el oeste, en cambio, son visibles en toda su belleza el Vesubio, la península sorrentina, las islas de Capri, Ischia y Procida y, en días claros, hasta el norte del golfo de Gaeta.
El Matese es, por tanto, una montaña que, mientras por un lado divide, incluso permitiendo dos climas diferentes, por otro une dos y más regiones, con sus mares y su belleza, alzándose cómodamente en la cima de uno de sus picos.